Ironman Cozumel: Donde Climido Rivero se bautizó como Ironman

Para mi el deporte se vive con mucha pasion. En cada carrera y a veces en algunso entrenos duros encuentro en lo mas intimo de mi ser razones para seguir empujando, una de ellas es el poder compartir con los interesados mis experiencias, con la finalidad de que motivarlos a lograr sus propias metas y tener ese sentiminto de "accomplishment" que lo envuelve a uno despues de un evento tan dificil como un Ironman.


En base a eso y con el permiso de mi amigo Climido, quien conozco por el deporte hace ya varios años, les expongo en este espacio las palabras que Climido sobre su bautizo como Ironman en la Isla Mexicana de Cozumel. Climido, un atleta de toda su vida vivio varias lesiones que lo alejaron momentaneamente del deporte triatlon, que mejor manera de regresar que con un Ironman.


Me emocionaron tanto sus palabras que las comparto con ustedes para que puedan tener otra optica de las emociones que uno disfruta al completar un Ironman. Gracias Climido por compartir esto con nosotros!


En La Bike



Tengo que empezar por dar gracias a Dios, a mi amada esposa y a mis dos bellos hijos, no solo hubiese sido imposible sin su amor, apoyo, ayuda y compresión, sino que también considero que ellos cruzaron la meta junto conmigo y se merecen esa medalla de finalista en el Ironman de Cozumel 2009, definitivamente no es mi logro solamente fue un trabajo en equipo. También tengo que dar gracias a mis amigos que me apoyaron en todo momento, muchos creían más en mi que yo mismo, muchos de esos amigos estuvieron allí para hacerme entender que las dificultades del entrenamiento las podía superar y que conseguiría la manera de salir bien parado, gracias a ellos conseguí la motivación para no rendirme en el camino y lograr esta meta. Y por último pero no menos importante, el apoyo de mi familia en Venezuela y Canadá, siempre pendiente de mi evolución en el entrenamiento, los días antes de irnos mostraron su acostumbrado cariño llamándonos y estando pendientes de nuestro viaje y el saber que estaban allí siguiéndome virtualmente el mero día del evento, sin hacer menos pesada la bici, sentí que todos estaban montados conmigo sobre ella, los amo mucho.




Es significativo también el echo de haber corrido en representación de Panamá, llevo en mi corazón los colores de mi tierra natal y crucé la meta con mi bandera venezolana, pero en todo momento corrí con los colores panameños y el público en la calle me daba ánimos gritando “vamos Panamá, si se puede” y lejos de sentirme ajeno me sentí alegre de que así fuera, por ello también doy mis agradecimientos al Team Panamá por adoptar a este servidor como parte del equipo, el pasar por los lugares donde estaba nuestra marea roja me inyectaba mucho ánimo y coraje para seguir en la prueba y al llegar a la meta sentí orgullo al escuchar al animador gritando “Clímido Rivero, from Panama, you are an Ironman….”


Sobre la experiencia tengo que decir que es inolvidable, la idea de nadar, pedalear y correr tan largas distancias todo junto en un mismo día y por tan largo tiempo, no se me ha hecho fácil de comprender. Yo veía con mucho entusiasmo las fotos de los eventos Ironman y los veía lejos, como algo que no fuera para mí. Sin embargo, el 26 de Noviembre llegamos a Cozumel y estaba allí con mi familia, compañeros de entrenamiento, amigos y el Team Panamá ajustando las bicis, reconociendo el terreno y pidiéndole al todo poderoso que nos cambiara el clima que nos había recibido y se prestaba muy difícil para tan larga prueba. Y cada vez más me convencía que era una realidad, que estaba a punto de hacer una hazaña que solo pocos han logrado. Mi amigo Julio me decía, “no puedo creer que estamos acá” y yo le decía “y yo no puedo creer que estuve a punto de perderme el estar aquí”. Y finalmente si, lo logramos todo el Team Panamá y mi amigo Juan Froilan, que desde Venezuela formó parte también de esta idea loca, cruzamos la meta, mostrando que la preparación, el apoyo de la familia y amigos y la fe en si mismo lo hacen todo posible.


Normalmente se me hace fácil escribir en el blog pero en esta oportunidad muchas cosas se me vienen en tropel a la mente y se me dificulta ordenarlas, incluso me desagrada la idea de dejar eventos y nombres por fuera, sin embargo sigo adelante en mi relato dejando abierta la posibilidad de otros artículos que sigan dejando imagen escrita de todo lo que vivimos para culminar este reto. Muchas cosas pasaron durante nuestra estadía en Cozumel y muchas más aun durante la preparación para el evento que me gustaría compartir y lo más significativo es que a parte de la exigencia física que demanda el Ironman en su preparación y en su consecución hay una carga emocional grande, la guerra sicológica en tu cabeza mientras das la batalla por terminar cada etapa, cada entreno sin dejar de pensar que lo que viene es más grande.


Para ayudarnos el día del evento amaneció espectacular, el fuerte oleaje que tenía el mar cesó, el cielo se cubrió de un manto nubloso que refrescó el recorrido en la bici, aunque el viento en la parte este del recorrido ciclístico le añadió cierta sazón de chile mexicano, no todo podía ser tan fácil y finalmente el temprano anochecer que hizo de la carrera pedestre más llevadera junto con el apoyo del público a lo largo de la vía. El mal dormir de la noche anterior por la ansiedad de la magnitud del evento fue lo que inició el día, sin embargo todo salió según el plan, al baño un par de veces para dejar el cuerpo limpio, la comida a las 4:30 AM para darle al cuerpo unas calorías adicionales, el traslado al lugar y la preparación para la partida. El ambiente inmejorable, música, público y competidores todos emocionados en una gran fiesta deportiva. La natación, única en una pecera transparente de espectacular color verde marino, la bici controlada para dejar bien el cuerpo para la maratón. Y la carrera, que aunque entorpecida por un problema fisiológico salió bien y no se hizo tan larga gracias al clima y al apoyo del público en la ruta.


La natación fue excelente, un calentamiento para mi que se me hace fácil, aunque salí 15 minutos antes de lo previsto no me exigí mucho, creo que la corriente ayudó mucho a los tiempos. La bici fue la peor parte psicológicamente hablando, la primera de las tres vueltas fue la más larga, la segunda aunque empezó con dificultad por una sensación de sueño que me dio por el mal dormir creo que la buena alimentación lo resolvió, y en este punto vuelvo a dar gracias a Julio por haber compartido su estrategia y unas cuantas pastillas de sal que hoy por hoy considero fueron también clave del éxito, finalmente la segunda vuelta se convirtió en la que más disfrute, la tercera fue la más difícil ya que no dejaba de pensar en los 42 kilómetros que venían, sin embargo esa pelea sirvió para visualizarme bajándome de la bici y empezar a correr. El inicio de la carrera también se apego al plan, piernas fuertes, buen paso, pulsaciones controladas, y un ánimo indescriptible del público, sin embargo no todo fue fácil, terminando la primera vuelta aparecieron unas ganas estrepitosas de orinar, que se arreglaría muy fácilmente entrando en uno de los tantos baños portátiles en la ruta, sin embargo y a pesar de las ganas, no salía, no podía orinar, me desmoroné, pensé que me sacaría del evento, me dio miedo, pero no me sentía para nada mal, solo lo incómodo de querer orinar y no poder, podía seguir corriendo y si caminaba era solo para ver si resolvía el tema fisiológico, decidí terminar y buscar ayuda después de cruzar la meta, plan que resultó bien y la ayuda llegó sin falta al final del cruce glorioso de la meta. Antes de recibir mi merecida pizza fueron necesarias dos bolsas de suero vía intravenosa. Por qué paso lo de la orina, hasta ahora la respuesta es un colapso de la vejiga para evitar eliminar liquido como protección a la deshidratación y también por el golpeteo en la carrera.


Mas allá de la descripción de la ruta y cómo me fue en ella están varias vivencias emocionales vividas a lo largo de la prueba. Al partir en la natación destacaba un cartel donde se mostraba la foto de un eco de un niño en el vientre de su mamá, pero muy bien logrado, el feto parecía estar montado antes de nacer en una bicicleta, en el cartel decía “Daniel naciste extremo… tu mamá siempre te apoya”, eso bastó para que me acordara de mi madre y de su preocupada conversación la noche antes de irme de Panamá, las primeras lágrimas del día. Luego, en la segunda vuelta de la bici paso a un participante que en el timón de su bicicleta tenía lo que eran claramente dos muñequitos de juguete de su hijo, en ese momento se aferraba a uno de ellos como buscando fuerza en algo no podía brindarle un Gatorade o las más avanzada formula de gel, me acordé de mis hijos y volví a llorar. Por último, en la última vuelta de la bici crucé palabras con una mexicana y le comentaba que el día había estado espectacular, ella me comentó que se lo había encargado a su padre, me supuse que ya no estaba en este mundo y por eso tenía la posibilidad de favorecer a su hija, y a todos los demás, con esa clase de favor, ya saben lo que pasó, de nuevo moje el timón de mi bici al acordarme de mi viejo que estaba muy pendiente de mi en la computadora.


Listo pa lo que vine


Los anteriores fueron momentos emocionales no esperados, pero fuera de ellos hubo varios momentos que si esperaba y salieron bien, primeramente los encuentros con mi esposa e hijos, salieron perfectos, según lo planeado y cada vez que los veía sentía un empujón de energía inexplicable. Otro hecho a destacar fue el increíble apoyo del público a lo largo de la carrera, por toda la trayectoria de la bici a lo largo del pueblo y prácticamente en toda la ruta de la carrera pedestre. Regresé encantado de la hospitalidad de los mexicanos, de su ánimos para echar porras, de su desinterés para apoyar a uno o a otro independientemente si fuera mexicano o no. Y por último pero no menos importante el apoyo de la marea roja, todo el resto de los acompañantes del Team Panamá se apostaron a lo largo de la ruta y nos apoyaron a todos y cada uno casi con el mismo entusiasmo que a cada uno de sus familiares, gracias por ello.


Por ahora paro acá, cierro este largo articulo de hoy, concluyendo que es cierto que nada es imposible, si lo visualizas y te preparas bien para ello, se puede lograr, pero hay que reconocer que el apoyo de familiares y amigos es muy importante y hay que agradecerlo y reconocer que es vital para el logro de esta meta y cualquier otra por más difícil que parezca. Gracias a todos por hacerme sentir un hombre de hierro, no fueron las catorce horas del domingo 29, esas solo lo ratificaron, fueron las cientos de horas y tal vez los miles de kilómetros que sirvieron para poder cruzar la meta ese día. Dice un dicho en este mundillo del triatlón, “has un Ironman y presume el resto de tu vida”, yo presumiré de ser un ironman, de tener una iron family y unos iron amigos. Nos vemos en el próximo.

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Con esas palabras se despide Climido. Unas sinceras felicitaciones para el y su familia porque si el apoyo de ellos ser un Ironman y disfrutarlo no es posible. Felicitaciones!

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